A CAGARLA A PARLA

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lunes, 21 de marzo de 2011

El desastre líbano-japonés

Está claro que el mes de Marzo va de desastres, uno provocado por el hombre y el otro por el misterioso funcionamiento de nuestro querido planeta (aunque ya están surgiendo las teorías conspiranoicas al respecto...).


Lo de Japón es una tragedia de dimensiones dantescas. Pasarán años antes de que vuelva a ser el país que era antes del 11 de marzo, aunque tengo fe de que el pueblo japonés será capaz de volver a levantarse una vez más y mantenerse como la potencia mundial que es. Lo que más me preocupa es el tema de la central nuclear, ya que aunque los edificios y pueblos pueden reconstruirse, la radiación no puede controlarse y aunque he de admitir que los medios han exagerado de sobremanera lo ocurrido utilizando palabras como "apocalipsis" constantemente, cierto es que sabiendo que aunque los niveles de radiación no sean extremadamente preocupantes, me da cierto respeto visitar Tokio en estos momentos...


Libia es otro tema. Europa se lanza a salvar a los rebeldes libios para derrocar al tirano Gadafi. Eso es más o menos lo que cada uno leerá en cualquier medio que hable del tema. Lo novedoso (¿lo es?) es que España formará parte de dicha plan de rescate cinematográfico aportando numerosos medios para la victoria del bien sobre el mal (nótese el la ironía y cinismo de esta entrada, gracias). Más allá de mi apoyo o rechazo a la lucha armada, resulta curioso que Zapatero, que ganó las elecciones en 2004 tras el 11-M de Al Qaeda criticando durísimamente al PP por involucrar al país en la guerra de Irak y pintando convenientemente toda su imagen como un líder pacifista que siempre abogará por el diálogo y el consenso y el consiguiente rechazo de la violencia como medio para solucionar los conflictos... AHORA se suba al carro de combate con un patriotismo y un orgullo militar nunca vistos. Los cambios de discurso son prácticos, por lo menos Zapatero ha entendido que el pragmatismo político es efectivo y conveniente. Y por ello aplaudo su inteligencia.

A meditarlo.