He de admitir que me brota algo de optimismo cuando leo que Alemania ha conseguido reformar su economía logrando el crecimiento y el menor paro en sus últimos 20 años de historia. En un clima tan desolador como el actual, yo me alegro de ver que algunos vecinos europeos pueden darnos motivos para la esperanza.
Según las previsiones de hace un par de años, España iba camino de superar el PIB de Alemania con diferencia. Ahora nos encontramos en un país con un 20% de paro (¡Dios mío, casi una cuarta parte de la población!). ¿Que han hecho mal las empresas y el gobierno para haber llegado a este punto?
Yo creo que uno de los méritos alemanes es la cohesión cultural que tienen allí arriba, donde la crisis se tomó en todo momento como algo serio y en el que todos trabajaron y sufrieron más o menos colectivamente, pero sobre todo hemos visto cómo las empresas valoraron a sus trabajadores como el motor de la economía nacional mediante el sistema de jornada reducida: por un lado los trabajadores eran más felices y por lo tanto más productivos, el paro descendió (y por lo tanto no se saturó la seguridad social) y aunque cobraban menos, tenían más tiempo para descansar y gastar dinero. Para rematar la faena los órganos gubernamentales cumplieron a rajatabla su constitución mediante la austeridad fiscal, animando a inversores.
¿Y aquí qué tenemos? Pues una pantomima de gobierno que se dedica a tapar agujeros según van saliendo en lugar de analizar la situación en su conjunto y dictar una mentalidad que implantar en las empresas. Un gobierno que se dedica a negar una situación evidente tratando de escurrir el bulto en lugar de PREOCUPARSE de verdad por los males de los ciudadanos. Un gobierno que se dedica a sacar leyes contra el insulto o contra el tabaco cuando más nos apetece cagarnos en todo y fumar más que nunca. Un gobierno que definitivamente, no sabe lo que está haciendo y tal vez sea el único que no sabe hacia donde nos está llevando.
A meditarlo.
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