El aeropuerto de Ciudad Real: vacío |
¿Alguno de vosotros sabe que hay un aeropuerto en Ciudad Real, a 235 kilómetros de Madrid? Yo había oído hablar de él, pero poco más. Resulta que este aeropuerto fue un proyecto ideado por un grupo de empresarios locales con la entusiasta ayuda de algunos políticos regionales que vieron una oportunidad de hacerse de oro. ¿Cómo?
Para empezar este aeropuerto NO HACÍA FALTA, ya que Barajas aglutinaba todo el tráfico que la gente pudiera necesitar y encima se retroalimentaba a través de sus múltiples terminales por lo que la gente no tenía la necesidad de cambiar de aeropuerto ya que tenían todas las conexiones que necesitaban. Estaban construyendo un gigantesco aeropuerto de 220.000 metros cuadrados que a todas luces nadie necesitaría. El proyecto se aprobó en 2002, las obras comenzaron en abril de 2004, se demoraron durante más de cuatro años y costaron 1.100 millones de euros, 400 de los cuales fueron aportados por Caja Castilla-La Mancha (CCM), presidida entonces por el socialista Juan Pedro Hernández Moltó e intervenida después por el Banco de España tras encontrar en sus cuentas un agujero de entre 3.000 y 4.000 millones de euros. El resto de accionistas eran empresarios cercanos al poder que invirtieron en el proyecto con dinero prestado por la propia caja. En algunos casos ese dinero volvía a ellos mismos vía contratas de construcción del propio aeropuerto. Un negocio, literalmente, redondo.
Con tanto dinero público en el ajo decir que el de Ciudad Real era un aeropuerto privado era, cuando menos, arriesgado. Los constructores dieron un pelotazo antológico en mitad de la nada. Para construirlo hubo que mover cinco millones de metros cúblicos de tierra, emplear cerca de 170.000 metros cúblicos de hormigón, 390.000 toneladas de aglomerado y canalizar 190 kilómetros de cableado. Durante la construcción llegaron a trabajar en él hasta 3.500 personas, un megaproyecto desconocido en Ciudad Real por sus faraónicas dimensiones.
Los políticos, aparte de repartir favores a mansalva, estuvieron años haciendo demagogia con la supuesta riqueza y empleo que el aeropuerto crearía para la zona y tratando de convertir esa demagogia en votos.
¿Resultado?
Muy pocas aerolíneas se apuntaron a poner vuelos ahí (Vueling, Air Berlin, Ryanair y Air Nostrum) pero poco a poco se fueron marchando a pesar de las subvenciones que los políticos metieron de por medio para animarlas un poco (más dinero perdido). De los 300 empleados iniciales en 2008 se pasó a 86 este año que finalmente se reducirán a SIETE (aprovechando las reformas laborales de Zapatero) para llevar a cabo las sencillas 280 operaciones mensuales que tiene dicho aeropuerto: una lápida de 170.000 metros cúblicos de hormigón.
¿Qué coño le pasa a la gente de este país? A meditarlo.
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