También conocido como PSM, este gallinero madrileño no deja a nadie indiferente. Aquí en la foto podéis ver a Tomás Gómez y Jaime Lissavetzky, candidatos a la Comunidad de Madrid y Alcaldía de Madrid respectivamente y aunque lo normal sería pensar que son el frente de ataque contra el PP en Madrid, lo cierto es que bastante tienen ya con su propia lucha interna. Me hace gracia ver que Lissavetzky acaba de dejarle claro a Gómez que la decision sobre quién le acompañará como número dos en la lucha por la alcaldía contra Gallardón será Ruth Porta, una que al igual que él, apoyó a Trinidad Jimenez durante las primarias que tuvieron que celebrar por la testarudez de Gómez (que al final consiguió ganar, no olvidemos, lo que desmuestra el caos que reina en el partido).
Porque es bien sabido que Lissavetzky hace lo que le da la gana, más aún si tiene la suerte de mandar donde esté. ¿O acaso nadie recuerda el decreto que aprobó como Presidente del Consejo de Deportes, prohibiendo los controles antidopaje nocturnos? Desde entonces la imagen de España se ha visto empañada deportivamente, Madrid perdió la oportunidad de organizar olimpiadas una vez más y el trabajo de nuestros deportistas se ha puesto en duda más de una vez a pesar de la evidente calidad de nuestros Rafas, Iniestas y Casillas. Que no hombre, que Jaime nos vende la moto otra vez diciendo que la decisión con Gómez fue consensuada...
En fin, más cruces de declaraciones tratando de relajar la tensión que es visible para todos menos para los implicados. Y con esto, ¿de dónde sacarán tiempo para preparar una buena agenda electoral? Porque a veces, de tanto trabajar para derrocar a sus compañeros, parece que a los socialistas se les olvida que trabajan para los ciudadanos. Y yo no veo por ningún lado propuestas para mejorar la precaria situación que muchos madrileños están sufriendo por la crisis agravada por el presidente culé, aunque gracias a Dios en Madrid la cosa está mucho mejor que en otros lugares... ¿Por qué? Porque en Madrid gobiernan quienes gobiernan. Y a este paso, seguirán ahí tanto por sus méritos propios como los deméritos de sus rivales.
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